Fania Noel Hace unos meses, tuvimos la oportunidad de conversar con una de las activistas más destacadas en el viejo continente. Hoy desde Cimarrón Producciones les presentamos a Fania Noël. Además de militante, también es escritora, ensayista y fue cofundadora del proyecto político y editorial AssiégéEs

octubre 14, 2021

Magister en ciencias políticas de La Sorbona de París, hoy Fania realiza sus estudios de doctorado en sociología en The New School for Social Research

Su labor se ha desarrollado mayoritariamente en Francia, donde hizo parte del colectivo afrofeminista Mwasi siendo encargada en los procesos de formación y educación política. También su centro de trabajo ha sido Haití, su país natal y hoy su trabajo se expande hasta Estados Unidos donde hace parte de la organización Black Feminist Future.

Fania dejó su huella en diversos campos sociales y culturales que hoy siguen resonando en la cotidianidad del país galo, además de la publicación de su libro “Afrocomunidad: Pertenecer a nosotros mismos” (Afro-communautaire: Appartenir à nous-mêmes) en 2019. 

Fania nos concedió varios minutos en los que discutimos de su trabajo, de cómo se interesó por los movimientos sociales desde su adolescencia y de sus referentes en la lucha por la igualdad.

C: ¿Podrías contarnos un poco de tu recorrido hasta hoy?

Fania: Sí, yo nací en Haití pero crecí en los suburbios de París, en una zona mayoritariamente de inmigrantes.  Luego, en París,  comencé mis estudios universitarios y trabajé por un tiempo en la ciudad. Luego de Francia, viví algunos meses en Canadá, en Haití y actualmente resido en Nueva York.

C: Fania, cuéntanos un poco en qué momento inicia tu lucha contra el racismo

F: Yo creo que mi lucha no salió desde una perspectiva individual, más allá de ello, fue el acercamiento que tuve desde mi familia. También dependió mucho de la historia de mi país natal, Haití, como la revolución contra la esclavitud, la independencia en 1805 y la colaboración que tuvo Haití con las tropas de Bolívar. Así que no sólo fue algo personal, sino del hecho de que provengo de un país en el que se ha comprendido la libertad de los afrodescendientes desde sus inicios. 

Ser haitiano es también una declaración política sobre la libertad. Siempre crecí con un orgullo histórico, social y cultural de mi país y de mi pueblo. El problema inicia cuando ese orgullo se estrella con la realidad material que tu vives en la calle, en el colegio o en los medios de comunicación. Desde esa ignorancia y la negación y la discriminación.

C: Fania, me gustaría saber cuáles han sido tus referentes y las personas que admiras.

F: Admiro a muchas personas en diversos ámbitos. Desde las personas que participaron en la revolución haitiana y les tengo una admiración por la producción y pensamiento ideológico de varias feministas negras como Marielle Franco, Silvia Wynter, Winnie Mandela. Así como grandes autoras: Maryse Condé y Tony Morrisson y la haitiana Yanick Lahens. Les tengo mucha admiración a las personas que pensaron la liberación negra como acto radical, como un acto posible. Pues no es necesario ser alguien extraordinario. Creo que es algo que yo admiro, las capacidades que tiene cualquier persona, desde una palabra o desde una poesía para contribuir en la lucha por cambiar la sociedad. Sólo necesitamos de un nombre. 

C: ¿Cuáles crees son los desafíos que tienes y tenemos hoy en día?

F: Creo que como lo vemos por todo el mundo, la reconfiguración y la “remontada” de las ideologías nacionalistas-autoritarias y neoliberales. También llegamos a ver esos espejismos que el capitalismo le permite a todo el mundo como sueños: una casa, dos hijos y un perro. Recibir una pensión y poder ir al supermercado. La gente explotándose aún más y el capitalismo acaparando todo. 

Además del ascenso del autoritarismo en Europa, vemos más inversiones económicas en cárceles y en la militarización de la policía. Y así, más policías y más represión. Vemos menor bienestar colectivo y además, el acaparamiento de riquezas. Lo que quiere decir, toda ganancia es personal o privada pero toda pérdida económica es colectiva. 

Creo que eso es uno de los desafíos, que vivimos en el tiempo del fin, no el final de los tiempos. Los finales y las caídas no son nunca agradables, porque nos aferramos a lo que estamos acostumbrados. Como población negra hemos vivido tiempos catastróficos y aún seguimos aquí. Sólo aseguro: Estamos viviendo el final de algo y debemos estar listos para la transición.

Fania Noël hizo parte de la organización “Campamento de verano decolonial” junto con Sihame Assbague. El campamento tenía por objetivo una formación política militante, radical y decolonial en el contexto francés. Por cuatro días sería un evento para más de 150 personas y tendría lugar en la ciudad de Reims. No obstante, el campamento estuvo en el ojo del huracán puesto que algunos medios de comunicación y políticos de derecha lo tildaron de “antiblancos”. Puesto que la inscripción se determinó como “exclusiva para población que sufre de racismo en Francia u otros países”. 

C: Desde tu perspectiva con lo que sucedió con el Campamento de verano, cuéntanos cómo superaron el estar en el centro de la controversia.  

F: Bueno, pues sobrevivimos ignorándolo. Toda esa polémica esperaba que accediéramos a un debate. Por el contrario, no les dimos importancia y así llevamos a cabo dos ediciones del campamento. Resistimos ese ataque y si recibimos un ataque es porque estamos haciendo algo controversial.

Lo más difícil de esa situación fueron las repercusiones. Luego de ello, para mí fue imposible conseguir empleo, así que decidí mudarme a Canadá. 

Estoy convencida que es importante ser activista, de hacer algo, de producir ideas. Pero sé que no se debe sacrificar algo por nada, debe ser algo que ayude en la lucha. Y en ese momento decidí: seguir en Francia en una precariedad de tiempo y de trabajo o de estar un poco más lejos y seguir luchando con mayor libertad de tiempo. 

C: Cuéntanos un poco de cómo nació tu revista AssiégéEs, la cual ya tiene para su quinta edición. Así la manera en la que se lleva a cabo, su financiación y los aportes materiales y literarios que recibe. 

F: Aunque ya no estoy en el equipo actual, el quinto número salió el mes de septiembre. Así como pensamos el campamento de verano, así nació la revista, de ideas un poco descabelladas. Un día publiqué un mensaje en Facebook diciendo “Tengo una idea de una revista física o digital sobre mujeres. Que sea una publicación no universitaria pero llamativa y bella”. Porque me encantan las cosas bellas visualmente. De este modo, muchas personas enviaron tesis, otros se encargaron del marketing y otros del logo. Finalmente hicimos una campaña de financiación para su primera edición, luego el segundo y así fue creciendo…

Cada año se repite ese proceso.  Siempre es autofinanciado y es un espacio importante para la conversación, de archivo y de reflexión. A un futuro también será un espacio para la relectura y la autocrítica, reconociendo lo que se creía verdad y luego no. 

C: Fania, cuéntanos cómo es tu perspectiva en Estados Unidos y las diferencias que encuentras allá dentro los espacios de activismo comparándolos con Francia.

F: Siento que una de las diferencias más grandes es la facilidad que se tiene de estudiar y trabajar la cuestión racial fuera de Francia. A pesar de que Estados Unidos es un país imperialista y racista, como sus espacios académicos (racistas y misóginos), es mi trabajo y aquí he tenido la oportunidad de pensar y construir mis ideas.  Ahora, aunque estoy totalmente enfocada en la parte académica, ahora me interesa mucho el feminismo negro estadounidense y haitiano, y las conexiones que necesita este feminismo negro. Teniendo en cuenta la cooperación, más allá de todo tipo de fronteras: terrestres o lingüísticas. 

C: Qué planes tienes a futuro ¿Tienes algún país en mente para visitar?

F: Sí, de hecho este o el otro año debo visitar Honduras para mi investigación de doctorado. Yo trabajo sobre las diferencias entre las organizaciones negras compuestas mayoritariamente por mujeres comparado con las organizaciones negras que se encuentran compuestas en su mayoría por hombres. Reconociendo cómo la cuestión de raza y género producen políticas diferentes y cómo varían las maneras de hacer o de tomar decisiones.  

Dari: Fania, para ti, qué es el afrofeminismo y cómo se vuelve interseccional. 

F: El afrofeminismo de por sí está pensado desde esa interseccionalidad. El afrofeminismo está hecho para pensar en las diferencias. No es lo mismo ser una mujer negra de clase popular a ser una mujer negra con mucho dinero. Así que el afrofeminismo incluye esa posición y experiencia material, de dominación y de relación con el mundo que hay que combatir. 

En un mundo donde la negrofobia es globalizada, el afrofeminismo es un feminismo que piensa en la supremacía de dominación, de la supremacía blanca, el heteropatriarcado y del capitalismo. Aportando soluciones y una resistencia para un futuro. Para mí, el afrofeminismo es un proyecto radical para la libertad, la igualdad, el acceso a un bienestar y a la justicia.  Es un proyecto radical, sí, pero también es el único proyecto viable para que podamos vivir en este planeta juntos y de manera colectiva. 

Cimarrón: Por último, Fania. ¿Nos enviarías un mensaje para continuar la lucha antirracista en Colombia? 

Fania: Creo que me gustaría conocerlas, también hablo por los haitianos. Tengo varios colegas haitianos a los que les encantaría formar una conexión. Sin embargo, sé que es complicado ya que somos el único país en Latinoamérica que habla francés. No obstante, nuestros países son bastante similares y ojalá se pudiera llegar a tener una integración regional más fuerte, con relaciones más fuertes. 

Tenemos que mantener esas conexiones (así sea por redes sociales o internet, únicamente) para estar juntos en la lucha. 

Si puedo visitarlas en Colombia para mi investigación estaría encantada. 

Por: Lina Paola Gaitan

Editor

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