Leer es un acto político: amplía nuestros campos perceptivos con la constante invasión de preguntas que buscan enérgicamente una respuesta, cuestiona las creencias y fórmulas heredadas que en nosotros se instalan; replantea lo que somos y fundamenta lo que seremos. Los libros, las ideas y el conocimiento se convierten en armas de libertad y poder.
Es por eso que hoy, Cimarrón Producciones, recomienda dos lecturas maravillosas y esenciales para cultivarse e interpretar las bases que comprenden la teoría feminista: “Todos deberíamos ser feministas” y “Querida Ijeawele (cómo educar en el feminismo)”; ambas obras escritas por Chimamanda Ngozi Adichie, una novelista y escritora proveniente de Nigeria.
El feminismo no solo es un movimiento de denuncia, que transgrede e incómoda en la sociedad, es también un pensamiento crítico, pues obliga a cuestionar y a analizar los arquetipos y códigos culturales y sociales —impuestos y/o normalizados—, que en muchas ocasiones, y hasta inconscientemente, oprimen no solo a la mujer sino también al hombre. Es aquí donde, partiendo de esta premisa, Chimamanda propone en ambas lecturas repensar los roles de género partiendo desde la educación de los niños y niñas.
Tanto la asignación y el aprendizaje de la virilidad tradicional, para los niños, y la feminidad, para las niñas, es una maquinaria mutiladora que desde temprana edad les condiciona y subordina. “Enseñamos a los niños a tenerle miedo al miedo, a la debilidad y a la vulnerabilidad (…) y criamos a las niñas a que estén al servicio de esos frágiles egos masculinos”, menciona la autora. Es esta, en esencia, una de las raíces de un problema de género del que se despliegan y convergen, a su vez, diferentes disyuntivas que Chimamanda menciona en sus textos (tales como la maternidad, la sexualidad, las tareas domésticas como labor imperativa de la mujer, entre otras).
Asimismo, a través de sus experiencias íntimas y relatos personales, la autora reflexiona acerca de lo primordial que es atesorar un sentido pleno de identidad —especialmente en un mundo donde las dinámicas del hombre blanco predominan— y la noción de belleza, la cual está lejos de ser una representación homogénea, es más bien un prisma donde lo bello se refleja infinitas veces.
Haciendo alusión al primer título mencionado de la obra de esta gran mujer, ejemplo de lucha y vigor, coincidimos por parte del equipo de Cimarrón en que “todos deberíamos leer a Chimamanda Ngozi Adichie” (a continuación se encuentran los links donde podrán deleitar ambos libros en formato pdf).
por: Sara Avilez
“Todos deberíamos ser feministas”, 2014
“Querida Ijeawele (cómo educar en el feminismo)”, 2017
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